El próximo 16 de octubre se conmemorará el 150 Aniversario de la anexión de Calpulalpan al territorio tlaxcalteca, un momento histórico que marcó la identidad de la región.

Este decreto presidencial, emitido por Valentín Gómez Farías en 1874, no solo es un recordatorio del pasado, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el presente y el futuro de Calpulalpan.

En un contexto donde la ciudad desempeña un papel estratégico en el desarrollo estatal, es vital reconocer su potencial.

Su economía se sustenta en actividades primarias, como agricultura y ganadería, y en terciarias, como el comercio y el turismo, pero su ubicación geográfica, colindando con tres estados (Estado de México, Puebla e Hidalgo), también le confiere una ventaja única, con oportunidades para la actividad industrial.

La llamada Puerta Grande de Tlaxcala, en el poniente tlaxcalteca, merece atención y proyectos que exploten sus capacidades.

Y uno de estos proyectos es el Libramiento de Calpulalpan.

Ciertamente ha sido objeto de críticas por parte de algunos sectores que, desde una perspectiva limitada, no ven sus beneficios.

Sin embargo, es esencial analizar cómo esta obra mejorará la infraestructura carretera, optimizando la conectividad con otras regiones del país y facilitando el transporte de mercancías.

Al reflexionar sobre la reducción del congestionamiento vehicular en la zona urbana, también debemos considerar el impacto positivo en la calidad de vida de los habitantes, que se verán menos afectados por el paso de vehículos pesados.

Asimismo, la construcción del Libramiento generará empleo y dinamizará la economía local, contribuyendo a una mayor competitividad para Tlaxcala en su conjunto.

En este contexto, es importante reconocer que, más allá de los rumores y desinformaciones, el Libramiento representa una inversión en el futuro de Calpulalpan.

La conmemoración de un aniversario tan significativo como la anexión de Calpulalpan nos invita a mirar hacia adelante y a considerar las grandes oportunidades que se presentan para esta región.

La historia y el progreso van de la mano, y por ello es importante pensar sobre cómo una obra como el Libramiento puede contribuir al desarrollo estatal que beneficia a todos.

Vale la pena centrar la atención en las recientes declaraciones de Alberto Martín Perea Marrufo, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala. Al abordar los incidentes de inseguridad que han surgido en semanas recientes, Perea Marrufo aseguró que en el estado no existe delincuencia organizada, sino que se trata de agrupaciones locales que cometen delitos como robos y asaltos con el objetivo de obtener beneficios económicos inmediatos.

Este planteamiento nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la criminalidad en nuestra región. La distinción que el funcionario hace entre delincuencia organizada y asociaciones delictivas no es meramente semántica. En términos generales, la delincuencia organizada implica una estructura jerárquica y duradera, mientras que las bandas locales pueden ser vistas como agrupaciones informales que actúan de manera más temporal y en respuesta a necesidades inmediatas.

Sin embargo, la falta de un marco claro para entender la dinámica de la inseguridad puede llevar a una confusión peligrosa. Aunque es cierto que Tlaxcala no muestra indicios de una mafia estructurada, la presencia de bandas que recurren a la violencia altera la percepción de seguridad entre los ciudadanos. Esta percepción se ve amplificada por el miedo y la cobertura mediática, creando una realidad distorsionada que puede eclipsar tanto los avances en seguridad como las preocupaciones legítimas de la población.

El Índice de Paz México 2024 resalta que la violencia provoca una preocupación desproporcionada en relación con la experiencia real de inseguridad. La atención que los medios y las redes sociales prestan a ciertos eventos puede inflar la percepción de riesgo, haciendo que la comunidad sienta que está inmersa en un entorno más peligroso del que realmente vive.

Frente a esto, es esencial que los ciudadanos, así como las autoridades, mantengan un enfoque crítico. La afirmación de que no hay delincuencia organizada no debe ser un argumento para restar importancia a los problemas de inseguridad que afectan a la población. Aun cuando los gobiernos estatal y federal están implementando estrategias efectivas y operativos para salvaguardar la seguridad pública, es fundamental que estas acciones se perciban y se sientan en el día a día de los ciudadanos.

La coordinación de esfuerzos como «Mando Coordinado» y «Blindaje Zona Sur» ha permitido que Tlaxcala se mantenga como uno de los estados con menor incidencia delictiva en el país. No obstante, este logro puede perderse en el ruido de la inseguridad local si no se comunica adecuadamente a la población. Es crucial que los ciudadanos comprendan el contexto más amplio y se reconozcan los avances logrados, en lugar de quedar atrapados en un ciclo de miedo e inseguridad.

Así, el desafío no solo radica en identificar y clasificar adecuadamente los tipos de delitos, sino en abordar la percepción de la seguridad como un fenómeno complejo que afecta la vida de los ciudadanos. La construcción de un entorno seguro no depende únicamente de cifras, sino de la confianza y la tranquilidad que los habitantes deben sentir en su vida cotidiana. En este sentido, es vital fomentar un diálogo abierto y constructivo que permita a la comunidad participar en las estrategias de seguridad, contribuyendo así a una mejor convivencia y a una percepción más realista de la situación en Tlaxcala.

Yazmín Curiel

En Puebla, el gobierno de Alejandro Armenta Mier, que iniciará el próximo 14 de diciembre, contará con suficiencia presupuestaria. 

Su sexenio será de oportunidades por la disponibilidad de recursos públicos.

Se espera que, en 2025, ejerza más de 122 mil millones de pesos de origen estatal, además de otros 100 mil millones de pesos de origen federales, lo que superará los 222 mil millones de pesos.

Son buenas noticias para los poblanos.

No solo se trata de cifras. Se trata de la esperanza que la gente tiene en la transformación del estado a partir de los recursos públicos que se destinen a la atención de rezagos, de necesidades básicas.

Por varios años, las comunidades más apartadas han sufrido el abandono y la indiferencia de gobernantes.

Y en ese sentido, Alejandro Armenta tiene un fuerte compromiso con la ciudadanía, no solo por haber sido electo gobernador, arrasando en las urnas el pasado 2 de junio con una votación sin precedentes, sino porque su legitimidad, construida por la voluntad de 2 millones de personas, avalan las expectativas de un mandatario constitucional de grandes cambios.

Por esa razón, merece que el próximo gobernador ponga atención en las necesidades básicas de la gente como una prioridad para el desarrollo social, sin descuidar los temas fundamentales del desarrollo económico estatal, para que la transformación sea integral y para todos.

Ahí tenemos los municipios de la zona conurbada, que se observan lastimados por años de indiferencia, con calles en pésimo estado, jardines y parques descuidados, y carencia en servicios y seguridad.

El reto no es sencillo, pero es factible por el bono democrático de Armenta.

PRIORIDADES A PARTIR DE 2025

El segundo piso de la Cuarta Transformación tiene futuro en Puebla.

Alejandro Armenta presentó en campaña un Plan Estatal de Desarrollo, que tuvo por ejes Bienestar; Seguridad y Paz Social; Puebla Próspera para Todos; Puebla con Visión Sostenible; y Gobierno Incluyente y Abierto.

La administración estatal que arrancará en diciembre tiene 100 compromisos estratégicos. Incluyen propuestas como el Plan Hídrico, el Tren de Pasajeros Ciudad de México-Puebla-Veracruz, obra comunitaria, y un Plan Estratégico para el combate a la delincuencia.

El equipo de Alejandro Armenta Mier es tomado en cuenta por el gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina para elaborar las Leyes de Ingresos y Egresos del siguiente ejercicio fiscal, en las que se plantean proyectos anunciados en campaña.

No habrá pretextos. Recursos suficientes habrá para que, en Puebla, el segundo piso de la Cuarta Transformación tenga bases, contribuyendo también al proyecto del nuevo gobierno federal.

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